Libertinaje Digital

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Convivencia e integración, el ejemplo francés.

La progresiva depauperización de los países más desafortunados está provocando una oleada de desplazados que, huyendo del hambre, de la persecución o, simplemente, buscando su legítimo derecho a una vida digna, acuden en masa hacia los paises beneficiados por el flujo de riqueza.

Estamos hablando de culturas que, a veces, son muy distintas a la nuestra. Sé que esto suena parecido al discurso de la extrema derecha, pero que ellos escuden su odio de esta manera no debe evitarnos analizar un problema que, sin duda, va a existir. El del posible enfrentamiento entre culturas.

España llega tarde a este proceso, países como Alemania o Francia llevan varias décadas de adelanto, y su experiencia debe servirnos para evitar o reducir los errores que ellos han cometido. Concentrémenos en el ejemplo francés.

Durante y tras la dura guerra de Argelia, gran cantidad de argelinos, más o menos afrancesados, viajaron a la antigua metrópoli para empezar una nueva vida como ciudadanos franceses. En los años 80 y 90, apoyados por los partidos socialista y comunista franceses, surgieron por toda Francia gran cantidad de clubs que promovían la cultura, el deporte y, sobretodo, el impedir que los hijos de los inmigrantes se pasaran el día aprendiendo lo que llamaban «la cultura de la calle». Fruto de estos clubs, surgió una clase de hijos de inmigrantes que pudo acceder a estudios superiores y, por lo tanto, superar el nivel social de sus padres. Fueron llamados los «hijos de la democratización» y, un poco por fidelidad, tendían a no abandonar su barrio impediendo que estos se convirtieran en suburbios.

Sin embargo, apartir de la segunda mitad de los años 90, los clubs fueron desapareciendo. Los motivos son muy variados, la crisis económica, la radicalización de la sociedad francesa desde el punto de vista racista y, principalmente, que aquellos que se pasaron años y años trabajando gratis para sacarlos adelante se cansaron. El Partido Comunista y el Partido Socialista acudían presurosos a sacarse fotos con los dirigentes de estos clubs, proyectando así una imagen de integración y democracia. Pero ninguno de estos magrebís llegaron a ocupar nunca un cargo importante en ninguno de los dos partidos. La izquierda francesa había sido la primera que había fracasado a la hora de integrarlos, y eso provocaría el fracaso de toda la sociedad francesa.

Hoy no existen clubs. La vida en los suburbíos, las llamadas «cités», se ha degradado tanto que las clases medias magrebís, al final, se han visto obligadas a largarse de allí. Reduciendo la presión social en contra de «la cultura de la calle» y acelerando el proceso. Los nuevos jóvenes no hacen deporte, no estudian, no trabajan. Trafican con drogas y queman coches a una sociedad que les exige integración pero les impide realizarla.

Si queremos impedir que algo parecido suceda en España, somos nosotros, la izquierda, los primeros que debemos actuar activamente por impedirlo.

sábado, 24 febrero 2007 - Posted by | Política, Sociedad

8 comentarios »

  1. apestan caras de culos

    Comentarios por alma | viernes, 23 marzo 2007 | Responder

  2. Tiberio:

    El problema de las izquierdas es el idealismo +-desmedido (aunque no sé por donde he leído que los idealistas son los de derechas, mientras que los de izquierdas son pragmáticos -!?-).

    Efectivamente , Francia no lo habrá hecho muy bien (como posiblemente cualquier otro país), pero las circunstancias (por muy influídas que estén por las personas) son las que son, y si las circunstancias no han posibilitado otra cosa, pues hay lo que hay, y no me parece razonable que debamos aceptar que se quemen coches y se levanten barricadas.

    Cuando los españoles emigraron/mos a (sobre todo) Alemania, por mucho que se diga que las circunstancias (gracias a las personas si se quiere) fueron más favorables, lo hicieron/hicimos con otra predisposición. Cierto es que la predisposición primera, la de que interesa obtener trabajo ‘a cualquier precio’ no varía de un emigrante occidental a un emigrante árabe (espero no crear controversia, no es mi intención crear una confrontación occidental-árabe); sin embargo, sí que varían las consecuencias +-posteriores que ambas emigraciones ‘acarrean’ a los países que las acogen, debidas a (creo) una mentalidad muy diferente (mentalidad conformada por muy diversos y complicadas razones); sería complicado valorar en una medida +-justa dichas razones (sólo la cuestión religiosa no basta para explicarlas), pero ¿a alguien se le ocurre pensar que hubiera habido alguna posibilidad de que los españoles hubieran quemado coches y levantado barricadas en Alemania?.

    Está claro que no son únicamente árabes quienes están realizando tropelías en las calles de París; está claro que hay un trasfondo de injusticia en todo ello (hacía las clases desfavorecidas, hacia la inmigración, etc.); pero, ¿tan diferente es la situación de Francia de la de otros países?; ¿también deberían quemarse coches en Alemania y en España?; ¿cuál es la tasa de paro en Francia?; ¿en qué medida afecta a los jóvenes / ‘nuevos franceses’?: ¿tan bajos son los salarios que allí se pagan?: ¿en comparación con qué país?; el hecho de que la integración no haya acarreado (según dices -y de momento-) el acceso a las altas esferas de ningún no francés (magrebí, dices), ¿justifica algo?; si yo fuera magrebí y viera que pasan los años y la integración es bastante/muy relativa, ¿no debería valorarlo dentro de un contexto/ situación ‘más allá de lo nacional’?; ¿qué pasa en el resto de Europa?; además, ¿no cuenta para nada que en mi país de origen, por el motivo que sea, nunca podría alcanzar el ideal que ¿exijo? a mi país de acogida?.

    En fin, como he dicho antes, no busco la confrontación; todo lo contrario, busco encontrar puntos de concordancia (lo que conlleva, si nos fijamos en Zapatero y su ‘alianza de las civilizaciones’, que a uno ‘le den de ostias’ por todos los lados).

    Saludos. Toni Breva.

    Comentarios por antonio breva | sábado, 31 marzo 2007 | Responder

  3. Hola Toni:

    Yo creo que personas pragmáticas e idealistas hay tanto a la derecha como a la izquierda, si te sirve de consuelo 🙂

    Creo que se te escapa que los que quemaron coches en París fueron personas de segunda generación. Son franceses. No eran inmigrantes que habían venido buscando trabajo, sino hijos de argelinos afrancesados que prefirieron seguir siendo franceses tras la independencia de la colonia. Eran personas que admiraban la cultura francesa y que estaban totalmente predispuestas a absorver su cultura.

    Desde luego, yo no digo que no tuvieran culpa de nada. Las cosas suelen ser complejas y nadie suele ser totalmente inocente. Pero sí creo que las instituciones francesas tuvieron mucho que ver en el fracaso de la integración, y creo que las nuestras deberían aprender del ejemplo.

    Desgraciadamente, no creo que lo hagan.

    Comentarios por Tiberio | domingo, 1 abril 2007 | Responder

  4. Tiberio:

    Con lo de
    «…si yo fuera magrebí y viera que pasan los años y la integración es bastante/muy relativa, ¿no debería valorarlo dentro de un contexto/ situación ‘más allá de lo nacional’?; ¿qué pasa en el resto de Europa?; además, ¿no cuenta para nada que en mi país de origen, por el motivo que sea, nunca podría alcanzar el ideal que ¿exijo? a mi país de acogida?»
    incluyo a la primera, a la segunda y a cuantas generaciones hagan falta. No sé cómo sabes que quienes quemaron coches «eran personas que admiraban la cultura francesa y que estaban totalmente predispuestas a absorver su cultura»; como mucho podemos decir que «eran personas que estaban totalmente predispuestas a absorver la cultura francesa pero que han considerado que no podían esperar más la recompensa que creían merecer por ello».

    De acuerdo con que las cosas son complejas, y en que nuestras autoridades deben aprender del ejemplo francés, pero no tengo claro el grado de culpabilidad de los ‘franchutes’.

    Saludos. Toni Breva.

    Comentarios por antonio breva | miércoles, 4 abril 2007 | Responder

  5. Hola Toni!

    Si yo fuera francés de nacimiento y de legalidad, querría ser igual a todos los demás franceses de nacimiento y de legalidad, y me importaría tres pepinos la situación del país en el que nacieron mis padres. ¿O es que un andaluz no va a tener derecho a un trabajo digno porque sus abuelos fueran peones de hacienda?

    ¿cómo sé que los que empezaron a quemar coches eran de segunda generación? por los barrios afectados. ¿Cómo sé que sus padres (no ellos, ellos nacieron y se criaron en Francia) llegaron a Francia dispuestos a integrarse?. Porque los que no pensaban así, se quedaron en Argelia, después de conseguir liberar su país.

    Comentarios por Tiberio | jueves, 5 abril 2007 | Responder

  6. Tiberio:

    Efectivamente, al poner «a la primera ,a la segunda y a cuantas generaciones hagan falta» al mismo nivel incurro de alguna manera en error. Básicamente, el argumento se refiere a la primera generación: por muchos años que se permanezca en un país al que has acudido ¿huyendo? del tuyo, entiendo que (por muchos ‘derechos univesales teóricos’ que hayan), no se obtiene el ‘derecho práctico’ de lograr integrarte en la clase media, o media-baja, o incluso baja, que será la pretensión de la inmensa mayoría (pretensión muy loable y muy justa, pero ‘la riqueza’ no sale de debajo de las piedras, además de que en su búsqueda los humanos muchas veces ‘la cagamos’ -tanto cuando se actúa movido por intereses particulares como por intereses colectivos-, y además aún sin ‘cagarla’ no es seguro que se consiga (la riqueza), y todo eso por no hablar de que es lícito defender ‘intereses colectivos nacionales’ -igual que es lícito acoger a los inmigrantes tanto por sus ‘derechos universales’ como por nuestros ‘intereses nacionales’-). En lo que seguro estamos de acuerdo es en que hay que acabar con la explotación.

    Establecido ese primer punto (la integración sería lo ideal pero tal vez no sea posible), hay que convenir, por extensión, que no por haber nacido en ese país (segunda y posteriores generaciones) se obtiene ese derecho. El comentario sobre el ‘nivel del país de los padres’ se refiere a que el país de acogida no tiene ninguna obligación (así lo veo yo) de dotar a nadie de un nivel de vida del que no se disfrutaba en el país de origen (aunque sea el de los padres).

    No te pregunto cómo sabes que entre los que quemaron coches habían inmigrantes ‘de segunda generación’, sino que cómo sabes que «eran personas que admiraban la cultura francesa y que estaban totalmente predispuestas a absorber su cultura». Me doy cuenta de que te referías a los padres; pues creo que mi comentario(como mucho podemos decir que “eran personas que estaban totalmente predispuestas a absorber la cultura francesa pero que han considerado que no podían esperar más la recompensa que creían merecer por ello”) vale para todos; en tu respuesta cambias «absorber una cultura» por «integrarse en una cultura», que en mi opinión no es lo mismo: cuando uno emigra a otro país, en mi opinión busca:

    -Ante todo, una vida mejor.

    -Si para ello precisa INTERGRARSE (habitualmente es así), lo hará, en mayor o menor grado.

    -Y por algunos motivos determinados será posible que ABSORBA esa cultura, con mayor probabilidad si le va bien en el país de ‘acogida’, pero hablar de ‘absorber otra cultura’ con anterioridad a su acceso a la misma me parece algo complicado. Para irse de Argelia a Francia a ‘ganarse la vida’ sólo hacía falta tener necesidades y no tener ideas extremas (en este caso anti-francesas); y aún así… ES MUCHO MÁS CREIBLE AFIRMAR QUE LOS ARGELINOS FUERON A FRANCIA PORQUE CONOCÍAN SU IDIOMA QUE PORQUE QUERÍAN ABSORBER SU CULTURA.

    Saludos. Toni Breva.

    Comentarios por antonio breva | sábado, 7 abril 2007 | Responder

  7. PINCHIS FEOOOOOOS CARAS DE CULOS PRIETOOOOOOOOOS

    Comentarios por OSITA PALAGOSA | lunes, 18 enero 2010 | Responder

    • culonnnnnnnnna

      Comentarios por ana | lunes, 25 enero 2010 | Responder


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